HISTORIAS COMUNES EN VERSIONES DIFERENTES

by - jueves, junio 08, 2017


Siempre me ha parecido curioso que un mismo acontecimiento cambie tanto en funciĂłn de la persona que lo estĂ© contando. Que, aunque dos personas te expliquen lo mismo, en cada caso puedas llegar a una conclusiĂłn diferente. Que digas en silencio que puede ser que ambas personas tengan razĂłn o al menos intentes entender la posiciĂłn de cada persona y comprender sus motivaciones. 
Rosaleda es una mujer que se aproxima a los cincuenta años, ex empresaria, peluquera de profesiĂłn y muy apasionada cuando habla de su familia y la juventud.  Es de Granada, pero en su niñez tuvo que recorrer con sus padres distintas ciudades andaluzas en busca de una vida mejor. Resume aquella experiencia de la siguiente manera: “Mira que no he salido de España, pero como en Granada en ningĂșn sitio”.
Rosaleda tiene una madre dependiente. Ésta necesita asistencia para poder realizar sus actividades diarias. Aunque ya es una mujer de avanzada edad, su dependencia fĂ­sica es causa de una esclerosis mĂșltiple. Rosaleda me comentĂł que su madre le transmitiĂł lo importante que es la familia, sobre todo si los lazos son armoniosos. De modo que, intentan seguir sus consejos, los hermanos se visitan o se llaman si estĂĄn lejos, procuran que las peleas no trasciendan, estĂĄn presentes cuando hace falta y colaboran cuando alguno lo necesita. Por esa misma razĂłn, a pesar del estado de su madre, todos los hijos y los nietos se encargan de atenderla. Dice que nota que su madre valora mucho que se estĂ©n encargando todos en la medida de lo posible, estĂĄ muy orgullosa de ellos y muy feliz.
Le preguntĂ© sobre lo que le parecĂ­a la idea de la residencia. Rosaleda fue tajante: “Yo siempre he intentado transmitir a mis hijos lo importante que es la familia, si a la primera ven que llevo a mi madre a la residencia ¿quĂ© ejemplo les estarĂ© dando? No es que en la residencia no pueda estar bien atendida o por falta de dinero, creo que es cuestiĂłn de valores y tengo que ser coherente”.
Silvana es una joven granadina de treinta años con apariencia de quinceañera. Graduada en enfermerĂ­a, pero trabaja como esteticista a domicilio porque no encuentra nada relacionado con su ĂĄmbito de estudios. LlegĂł a comentarme que es tan buena en lo suyo, que algunas buenas empresas del sector le han ofrecido trabajo, pero trabajando sola gana mucho mĂĄs. AsĂ­ que ¿para quĂ© complicarse la vida?    
Silvana me dijo tambiĂ©n que tiene un hermano dependiente, su dependencia fue el resultado de un accidente de trĂĄfico y en la actualidad se encuentra en una residencia. Me hablĂł del gran cariño que se tienen y lo especial que es para ella. Le preguntĂ© si no podĂ­an cuidar de Ă©l en casa. Su respuesta fue la siguiente: “Antes estaba en casa con nosotros, pero requiere cuidados especializados y mucha dedicaciĂłn, todos trabajamos para sobrevivir y nadie para. Total, la situaciĂłn se volviĂł insostenible. Mi hermano pudo acceder a una ayuda para personas dependientes, decidimos que lo mejor era pagar una residencia con ese dinero. AllĂ­ lo tratan bien y estĂĄ muy contento. Los fines de semana vamos a buscarle y pasamos buenos ratos (se nota como se le asoma una sonrisa mientras lo dice) y en verano le llevamos a la playa que tanto le gusta”.  
Esas son las historias de dos mujeres, de diferentes edades, con experiencias de vida distintas, pero con una historia comĂșn contada en versiones diferentes.

TU OPINIÓN NOS IMPORTA, no olvides compartirla, COMENTA QUE TE LEEMOS. SÍGUENOS  EN NUESTRAS REDES SOCIALES, REGALA UN LIKE, COMPARTE CON OTROS Y SUSCRÍBETE. CAMBIA VIDAS.

Otros que pueden gustarte

0 comentarios

TU OPINIÓN NOS IMPORTA, ¡COMPÁRTELA!