EL ESPOSO ECUATOGUINEANO: BANCO HUMANO
Autora: Cheswa Alogo
A veces me pongo a
pensar que si las tornas se cambiaran y la mujer Africana fuese la que
casara al hombre, o que se diera por extinguida la entrega de la dote por el
hombre, para que fuera pagada por la mujer, posiblemente se que daría comienzo a la Tercera
Guerra Mundial, con la misma teniendo inicio en el continente Africano, concretamente en Guinea Ecuatorial.
Ante
todo, deseo extenderles mis calurosos saludos y mejores deseos navideños a estos
lectores que nos leen desde diferentes jurisdicciones del mundo. Se os agradece
mucho la pasión con la que nos habéis leído durante el año. De paso, decirles
que siguen siendo el motor que nos lleva a seguir escribiendo.
Como ya sabemos, “la
igualdad de derechos” es el gran afán y
sueño de la mujer del siglo XXI, siendo
el ADN que nos identifica a todas ahora, ya haciendo referencia tanto a
nivel nacional como internacional. El deseo de poder tener las mismas
oportunidades del sexo opuesto es el “coro” que acompaña a la orquesta dirigida
por la mujer de este siglo. En el caso
de este artículo, me refiero a la mujer ecuatoguineana concretamente. Estaréis
de acuerdo conmigo que casi todas las
ecuatoguineanas se familiarizan con la
frase "lo que pueda hacer un hombre, la
mujer puede hacerlo también (otras dicen que hasta mejor)", tanto
que incluso se hizo eco en una famosa canción de las estrellas P-Square, en su
coro que decía "what a man can do a
woman can do so” (lo que puede hacer un hombre la mujer puede hacerlo
también).
Queridos livaglayers,
pese a esta introducción tengo informarles que, aunque no viene en línea con el
título del artículo, he considerado comenzar así con el fin de poner un punto
de referencia con el que voy a necesitar reflexionar conjuntamente con mis
hermanas, tías y madres a lo largo de
este artículo.
Hoy toca escribir desde
un ángulo no muy usual, de manera que, voy a disociarme una vez más de una
"escuela de pensamiento" muy convencional en nuestro país. Antes de
eso, me veo en la obligación de
clarificar que el verdadero aporte del dicho
expuesto en el párrafo anterior, para muchas no reside en servir de
motivación, que si en un pasado fueron consideradas casi nada, ahora puedan
llegar a cambiar su historia aspirando a llegar donde no podían.
Poniendo el foco en otro
sentido, en realidad las preguntas que me hago a menudo siguiendo esta línea de
razonamiento son: ¿En verdad la mujer
guineana está entendiendo el aporte de la igualdad de derechos o simplemente
escoge aplicarla cuando solo le confiere algún beneficio? ¿Solo basta decir
"igualdad de derechos" cada ocho de marzo, para quedarse durante
horas fuera de casa y beber las mismas cantidades del mejor Malamba de Vitioka (bebida alcoholica
típica del país), en nombre de querer consumirlo igual o mejor que ellos?, ¿solo vale decir que
somos iguales en la teoría y, en el momento de repartir las responsabilidades,
poner una sobrecarga en el hombre porque la tradición lo impuso así?
Conversando con los paisanos.
Este es un tema sobre el
que me ha costado escribir porque, además de su delicadeza por ser
controversial en nuestra sociedad, también me ha costado expresarme sin
escuchar únicamente el eco de mi propia voz. Por tanto, para poder transmitir
mi postura "con toda la elegancia que la diplomacia requiere" (como
diría mi colega Estefanía), decidí hacer un ejerció que me pareció más
fácil: comunicar mi pensar acompañándolo
de ciertos testimonios y alguna fuente bibliográfica.
¿Qué mejor que tener algunas mini conversaciones
(entrevistas) con gente joven de ambos sexos, para así obtener un conjunto de
pareces y expresarme en base a ello?
A los cuatro
participantes que entrevisté (2 chicos y 2 chicas) les hice dos preguntas a
cada uno (y podéis considerarlas tendenciosas si queréis):
-¿Qué piensas de las
relaciones tradicionales, en las que la familia de la mujer considera al hombre
como fuente de economía de cualquiera de sus necesidades?
-¿Cómo te gustaría que
aportara económicamente tu pareja?
El primer chico, al responder a la primera pregunta dijo estar totalmente convencido
de que dicha situación produce un impacto muy negativo. Respecto a la segunda
pregunta y donde se explayó más, respondió así:
"No existe nada más importante que tener a
una persona que quiera construir algo contigo y crea que eres el indicado,
obviamente me gustaría una mujer que aporte algo, y no es obligatorio que tenga
ese "algo" (economicantemente hablando). Te citaré un ejemplo en el
que el hombre trabaja y la mujer no, pero en que la mujer se ocupe de los
niños, las tareas caseras y los pequeños negocios. No es que esta sea mala
mujer, sino intenta hacer lo que puede según sus capacidades, y que no espere
de ti porque eso no es un complemento. Me gustaría una mujer que se quiera
superar, no solo en lo económico pero que quiera crecer y no dependa de mi como
un bebé.
No espero nada económico de nadie (risas), ni de mis padres,
pero si me quieren dar no diré que no, prefiero ganármelo todo yo, y no soy
materialista que digamos, así que la moral es mucho para mi, dependiendo de
cómo esté la persona de mente, porque la persona con la que uno está influye
mucho en su vida.”
El segundo joven me dijo simplemente: "una buena relación es donde las dos partes
procuran dar lo mejor de cada, la relación no depende de una sola parte, sino
de ambas partes por igual.”
La primera chica tuvo que decir lo siguiente: "Personalmente considero que,
actualmente ya se debería poner fin a esta manera tan primitiva de pensar o
hacer. Creo que este tipo de relaciones hacen parecer como si la família de la
mujer la hubiera vendido a su marido más que a una relación, y encima eso hace
al hombre sentirse más superior a la mujer en su entorno matrimonial, y es una razón de más para el maltrato de la
mujer. Sin olvidar que la gran mayoría de las mujeres guineanas se casan por
interés, cuando una no ha podido estudiar o hacer algo con su vida, su
propósito es casarse con un hombre que pueda mantenerla, cosa que es un error.
Me gustaría que mi pareja y yo tuviéramos un trabajo y
pudiéramos aportar por igual en la economía de nuestro hogar".
La última en ser entrevistada explicó: "Personalmente considero que no es normal que los familiares o
la familia de una mujer utilice al marido como fuente de economia para
satisfacer sus necesidades. El matrimonio o relacion entre hombre y mujer no
debe ser un negocio del cual deban
beneficiarse los familiares. Esta
situación crea depencia de la mujer hacia su marido, la cual a veces tiene que pasar humiliciones o
maltratos, ya que es el hombre el que lleva dinero a casa y tambien debe cargar
con los gastos de los familiares. Tal
vez para otra gente (mayores de otra generación y muchos jóvenes) sea parte de
la tradición y lo vean con buenos ojos, pero para mí es uno de los aspectos más
negativos que lamentablemente sigue existiendo
en nuestra sociedad actual. Me gustaría que mi pareja aportara lo mismo
que yo en el seno de nuestra familia, en caso de que los dos seamos personas
con una estabilidad laboral y económica. Lo que invirtamos en nuestro hogar sea suficiente como para satisfacer
nuestras propias necesidades, que uno no tenga que depender tanto del otro. Y
lo más importante, que ninguno de los
dos tengamos que cargar con gastos de nuestras familias.”
La tradición y las costumbres, ¿causas contribuyentes?
Disfrutando de una tarde
armoniosa, mi madre y yo nos adentramos en un tipo de charlas que tenemos con
frecuencia, surgió un tema del contexto de este artículo. Por curiosidad, y
sobre todo porque quería escribir acerca del tema, se me ocurrió preguntar el
porqué las mujeres de su era ponían y siguen poniendo tanta responsabilidad
sobre sus parejas aun cuando pueden y están capacitadas para ayudar, al igual
que esperan que las siguientes
generaciones sigamos con lo mismo. Ella me dijo: "es totalmente cierto eso. Las razones pueden ser varias, pero las más
razonables que he escuchado son estas: La era de tus abuelos y padres es una de
matrimonios polígamos y de mujeriegos, en las que tenías que exigir o imponer
tus derechos y los de tus hijos, o te quedabas sin nada. Muchas de nosotras no
tuvimos la suerte que hoy en día tenéis vosotras, no tuvimos las esperanzas, ya
no se hable de la oportunidad de realizarnos como vosotras. De hecho, pusimos
esas medidas para hacerles responsables
a toda costa que, si no, una se quedaba
sin cómo sobrevivir teniendo con ella numerosos hijos. Esta también era
una estrategia para restringirles de ir gastando dinero con pequeñas (amantes)
con las que ni tenían hijos, así que si faltaba sal o se tenía que cambiar una
bombilla habría que esperar a papá, para que antes de que papá gaste dinero fuera, se lo pensase bien, pues
en su subconsciente siempre debía tener que en casa le están esperando un
montón de responsabilidades". Subiéndole el volumen a las palabras de
mi madre, permítanme citar un párrafo que me viene en mente del distinguido
antropólogo guineocuatoriano, Joaquín Mbana Nchama, que en el libro "Los Artículos Escogidos: elementos
socioculturales del pueblo fang" dice: "La introducción de la poligamia entre los fang es la causa del desorden
actual. Las micro comunidades resultadas por el odio acumulado en las mujeres
de los hogares polígamos constituyen
hasta la fecha una insuperable barrera para la concentración nacional en
estructuras viables capaces de promover un desarrollo a la altura de nuestro
pueblo". Por si no entendiste bien la cita, relee atentamente.
Para mi gran sorpresa, mi
madre siguió diciendo que no ve la razón por la que nuestra generación debería
seguir dichas costumbres, y que para ella somos de la generación privilegiada,
al tener ya nuestras propias alas con las que podremos volar y no ceder nuestra
independencia ante parejas en personajes mini-dioses (como los llamo yo). Y que
nuestra suerte es esa, la de poder realizarnos y alcanzar nuestras metas, lo
cual es el bien más valioso que poseemos y del que ellas desafortunadamente no
fueron dotadas.
Aparte de las razones
que arriba menciona mi madre, he tenido la oportunidad de tomar algunas
opiniones de gente joven (como habéis visto), investigar, hacer preguntas a
gente de edades avanzadas, al igual que también descubrí ciertas causas de
dicho problema a través de la lectura.
Una de las fuertes
causas del problema aquí abordado, salvando la introducción de la poligamia, es
la misma tradición en sí. La que a mi parecer es la madre causa de dicho
problema, y les escribiré desde la perspectiva de la tradición de la etnia fang, que es la que más alberga dicha
situación en la sociedad ecuatoguineana. Entre los fang existen dos fundamentos muy importantes, el nda-bod (asimilable a una familia
nuclear) y el ayong-mbod (asimilable
al clan). La primera representa a la mujer y la segunda al hombre,
respectivamente. Estos dos fundamentos representan al pueblo fang, lo cual implica que ambos son
mutuamente complementarios, lo que significa que una familia no puede vivir sin
la otra (este es desde mi punto de vista el concepto que crean estos dos
fundamentos en teoría). Ahora, en la práctica es más visto que uno depende más
del otro, en este caso, que el nda-bod
depende más del ayong-bod que lo
contrario.
Apreciando más
explícitamente cómo se manifiesta esto en la práctica, es costumbre entre los fang que si una mujer se casa con un
hombre, el marido de ella se convierte en el absoluto responsable de esta y su
familia. Enfatizando que en caso de que la chica tenga hermanos, inmediatamente
es vista como una hipoteca con la que sus hermanos gravan bienes y cobran
intereses al cuñado. También era costumbre y tradición que los hermanos de la
mujer se volvieran a casar con la dote que les entregaban sus cuñados. Y en
efecto, anteriormente se practicaba un “djangue” de dotes, donde el dinero o
los bienes a ser intercambiados no paraban de circular. Siguiendo esto, aunque
casi se haya abandonado la práctica de la circulación de las dotes, eso no ha
dejado de tener su impacto en la generación actual de la etnia fang porque, los hermanos de una mujer
casada, hasta hoy en día siguen con el
habitual pensamiento de que el cuñado les debe la obligación de
cuidarles o que el cuñado debe pagarles intereses en todo momento, por la
simple razón de estar casado con su hermana. Incluso, he visto de cerca
situaciones en las que fallece el marido y los hermanos de la viuda se unen a
las peleas concernientes a la disposición de los bienes del fallecido (en este
caso, el que fue su cuñado), cuando en términos legales no estarían cerca de la
categoría de beneficiarios que primordialmente contemplaría la ley en dichas
circunstancias. Dejo este enlace donde un colega jurista, Pablo, analiza
varios aspectos del matrimonio consuetudinario desde un enfoque legal.
Por otro lado, también
he escuchado comentarios infinitos sobre el hecho de que la mujer casada debe
construir y seguir aportando sustancialmente en su familia de origen y no en su
nueva familia, que sería la de su marido. Y la pregunta ante esto sería,
¿contemplan algún interés de los hijos biológicos de la esposa en cuanto a la
disposición de estos bienes, tanto cuando ella sigue en vida como cuando ya no
lo está? En muchos casos, mientras la mujer vive esto no da muchos problemas,
pero mi mayor preocupación surge cuando por h o b fallece la mujer. Aquí entre
nosotros, sabemos bien la que se suele liar respecto a temas de dispoción de
bienes familiares. A veces, el muerto ni
está enterrado y ya hay gente discutiendo sobre quién se queda con qué.
Siguiento esta línea de
preocupaciones, me gustaría invitar a mis lectores a que juntos pensemos y valoremos lo que
queremos en nuestras vidas, al igual que la de aquellos que dependen
directamente de nosotros, en este caso, nuestros hijos. Hay que tomar las
medidas necesarias mientras estemos a tiempo.
¿El esposo o promedio guineoecuatoriano es considerado un
banco humano ante la familia de su mujer o prometida?
Mi respuesta es
afirmativa. Pero antes de proceder con mi reflexión sobre lo abordado, quiero
volver a recalcar que este artículo no viene a incitar a la guerra, sino más
bien es una reflexión que hago en voz alta y que he decidido compartir. No
espero que estés de acuerdo con todo lo que he dicho y lo que me queda por
decir, incluso apreciaría si te atrevieras a dar un punto de vista diferente,
fuera de la jaula de la que os escribo (como dice el dicho), a fin de que
podamos intercambiar discernimientos o argumentos, y de la manera más sana
posible. Recordarte también que toda opinión es relevante en Livaglaya.
Como veréis, mi opinión
respecto a esta costumbre no se difiere de las que me dieron los entrevistados
(que por fortuna serán los esposos y esposas del futuro).
Ante todo, creo
vehementemente en la importante necesidad de proteger y conservar la tradición.
Sin embargo, a pesar de esta postura, no voy a negar que para mí no son todas
las tradiciones las que se deben conservar. Aquellas tradiciones o costumbres
que ya no encajan en nuestro siglo deben ser erradicadas donde fuese posible,
porque el mundo se mueve a favor de la globalización, bajo la cual varias
costumbres o tradiciones se quedarán en vergüenza si no se eliminan para
alcanzar la demanda del tiempo, o en otras palabras, para alcanzar el progreso.
Tampoco vengo a darles
la típica charla de cómo deben manejar sus relaciones (porque podría existir la
tentación de anticipar una sentencia contra la mujer y su familia). Es
importante abrir un debate que vaya más allá de eso, empezando nosotros a
trabajar en nuestras propias vidas.
Mi reflexión es simple e
inspirada de algunas ideas que ya expuse en uno de mis artículos previos. Y mi gran pregunta
sería la de siempre, ¿es equitativo que
una esposa le ponga toda la
responsabilidad a un hombre incluyendo la de su familia de origen?, ¿es objetivo y razonable no querer
contribuir junto a tu pareja porque la tradición lo desfavorece, aun cuando
dispones de medios y puedes hacerlo?
Creo que vosotros mismos podréis responder a estas preguntas
silenciosamente (o compartiendo un comentario quien se atreva).
En cualquier caso, y
como dice una de las máximas de la humanidad "no hagas al otro lo que no
quieres que él te haga’’, ¿qué entiendo
yo con esta expresión? Que no hay que hacer al otro lo que tú no
aguantarías que te hiciera. Así que si tú no aguantarías que tu pareja te dé
tanta responsabilidad irracionalmente, pues no le hagas lo mismo, creo yo.
Sin duda, no voy a
negar que los hay bantús que ven esta
tradición como normal, ya que están acostumbrados o cuentan con bienes
suficientes para poder cuidar tanto de su familia como la de su mujer, y más si
se tuviera que añadir. Pero, me
cuesta creer que te lo darán sin una
contrapartida, sin esperar algo que no te cueste horrores a cambio. Y el hecho
de que nos digan que el dinero no es un problema, realmente no suele ser el
meollo del asunto. Muchos lo harán desde el ego, y como son humanos, la mayoría
habrá pensado varias veces en lo que pretenden realmente con "money no be problem" aunque
no te lo vayan a mencionar.
Querida mujer guineana,
quiero recordarte que tu relación o matrimonio al final es como un equipo
donde, si no coordináis bien los dos, los resultados no terminarán a vuestro
favor. Y es de tu interés velar por tu holgado bienestar, en todos los
sentidos.
Finalmente, sobre si hay
que aportar o no económicamente a tu pareja os diré que sí (si se puede), es
igual de importante y se valora más si ambos lo hacen dando lo mejor de cada y
no necesariamente repartiendo todo a medias (económicamente hablando). Como ya
dije antes, me gustaría terminar volviendo a sintonizar que la aportación,
aunque esencial, no siempre tiene que limitarse en lo monitario.
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4 comentarios
Muchas gracias Cheswa Alogo, antes de empezar me gustaría agradecerte por la valentía que muestras tratando un tema tan delicado y con tantos matices. El título del articulo ha sido muy sugerente, pero he visto que has aprovechado y has profundizado mucho más y esto siempre se agradece. Tras haberte leído, creo que en las relaciones no debería existir "igualdad" sino "equidad". Tomando como ejemplo lo de la aportación económica, vamos a decir que hay una pareja en la que uno de los dos gana un (1) millón de francos cefa y el otro gana 250.000. Suponiendo que mensualmente los gastos ascienden a 500 mil francos cefa, seria lógico que se haga una aportación del 50% por cada miembro? Yo creo que no. Este caso (como tantos otros) se dan en las relaciones porque no entendemos el concepto de equidad. La “cultura”, ¡que tan bien inculcada está! donde se afirma y se confirma que el hombre es y debe ser la única fuente económica del hogar o que la mujer deba ser la que se encargue de la educación (simplemente para poder compensar el hecho de que ella no pueda o no se le permita aportar económicamente) es denigrante para ambos. El "machismo" y la "humillación" del que tanto son víctimas las personas de género femenino (en su mayoría) son justamente justificados por la situación de que la mujer es propiedad del hombre cuando este paga la suma que se le pide (disculpad si mi noción de dote es tan limitada, es la manera en la he podido resumirla). Al considerarle como tal (a la mujer como objeto comprado) el hombre cree y siente que la mujer le pertenece y en consecuencia que puede hacer(literalmente) lo que le apetezca con ella. Para concluir, me gustaría que tengamos en cuenta que uno da lo que tiene, pero sobretodo uno da lo que quiere dar.
ResponderEliminarNi el hombre es un banco ni la mujer es una esclava sumisa. Si ambos están dispuestos a construir un hogar deberían comprometerse a entregar lo que fuera necesario para el éxito de su proyecto. Muchas gracias!
Qué bueno leerte, Javier! Gracias a ti por el tiempo que dedicas para leer y dejarnos tu opinión, y de forma siempre tan detallada. En efecto, hubiera sido más preciso hablar de equidad que de igualdad, pero al ser la igualdad un concepto más cercano a nosotros, en este sentido, el artículo lo ha hecho principal. No obstante, intentando en su contenido aludir a la equidad. De hecho, casi por el final va concluyendo: "se valora más si ambos lo hacen dando lo mejor de cada y no necesariamente repartiendo todo a medias". Es decir, este artículo intenta hacer alusión a la sobrecarga a un solo miembro de la pareja, aun cuando otro de ellos tiene la posibilidad de evitarlo, justificando ese actuar como parte de la tradición. En cuanto a las demás apreciaciones que has hecho, decirte que no podría estar mejor ilustrado el tema que el artículo pretende abordar. Es cierto que queda mucho trabajo por hacer, pero poco a poco se puede ir arreglando aquello que parece atascarnos. La idea es alcanzar un buen punto de apoyo mutuo, donde ayudar a tu pareja no suponga un sufrimiento para ti y a la vez produzca otras situaciones lamentables como, por ejemplo, el maltrato. Gracias otra vez por pasarte, felices fiestas!
ResponderEliminarMuchas gracias a vosotros por compartir! Felices fiestas a todo el equipo de LIVAGLAYA!
ResponderEliminarEspero que el mensaje pueda llegar a màs gente y así poder entre todos diseñar un nuevo paradigma.
❤❤❤¡¡¡Gracias!!! Estamos en ello, haremos todo lo que esté en nuestras manos para que sea real.
ResponderEliminarTU OPINIÓN NOS IMPORTA, ¡COMPÁRTELA!